Trastornos de Alimentación Infantil & Disfagia

Es muy difícil la hora de comer, todo triturado… no mastica… no prueba nuevos sabores, siempre las mismas texturas. ¿A qué se puede deber? ¿Que puedo hacer?

disfagia y trastornos en la alimentación infantil

Son muchos los padres que acuden a la consulta con estos problemas, algunos de estos niños tiene trastornos asociados como: síndromes, prematuridad, autismo…pero otros niños no.

Los problemas de alimentación en la primera infancia pueden aparecer en los primeros días de la vida del niño, de las etapas evolutivas de lactancia, fase de semisólidos y fase de sólidos. Para que el proceso de la alimentación se desarrolle adecuadamente es necesario el funcionamiento coordinado y armónico de todas las estructuras oromotoras (labios, lengua, paladar, mandíbula, etc.) así como sensoriales y  otras funciones neurovegetativas o pre-lingüísticas como son la respiración, la succión, la masticación y la deglución.

Partiendo de que nos encontramos en el momento más importante del desarrollo neurológico, así como de sus órganos, y siendo conscientes de que es una necesidad básica del ser humano, cuyo trastorno puede tener tan graves consecuencias para el desarrollo, es necesario poder ofrecer unas acciones concretas por parte de un equipo de profesionales especializados que atiendan al niño, a su familia y a su entorno más próximo. Estas acciones están encaminadas a una precoz detección, prevención y tratamiento de los trastornos de alimentación, con una duración que cambia en función de variables como la edad, la patología que presenta, las dificultades y complicaciones añadidas, el desarrollo psicomotor, etc.

Desde la Unidad de Disfagia Albacete tratamos los trastornos de alimentación de forma multidisciplinar por parte de todo el equipo formado por:

  • Médico ORL
  • Nutrcionista-Dietista
  • Enfermera
  • Fisoterapeutas
  • Logopedas

El Equipo interviene de forma específica ante:

  • Dificultades en la lactancia: los padres suelen comentar que no come nada, llora sin parar, vomita, imposible calmarle, solo come dormido(gran peligro?, imposible darle el biberón, etc. Son padres que se pasan el día dándole de comer y no lo consiguen si el bebé no está dormido. Y observamos un bebé muy irritable, que tiene dificultad para acoplarse al regazo de los padres, que sólo acepta la toma dormido y que le cuesta mucho calmarse.
  • Dificultades en la introducción de la cuchara: se inicia entre los 4-6 meses y en esta etapa se producen muchos cambios: pasar a la posición de sentado para comer, cambiar de textura e introducir nuevo sabores, cambiar de utensilios, ajustar horarios y cantidades. El niño debe participar activamente en este proceso, guiado por el adulto, quién marcara el ritmo entre cucharadas. Las dificultades en esta fase pueden aparecer en un momento de cambio: destete, introducción de cambios en la dieta, una pequeña enfermedad, etc, que requiere el establecimiento de una nueva modalidad de relación y la necesidad de reajustes en la dinámica familiar.
  • Dificultades en la masticación y transición a sólidos: coincide con el deseo de autonomía y exploración del niño. Va a introducir las manos y los objetos a la boca, lo que le permite descubrir otras consistencias más duras. Además, tiene interés por tocar y explorar la comida, jugar con ella, reconocerla, llevársela a la boca. Todo esto es necesario para que el niño establezca una buena relación con la comida. En esta etapa nos podemos encontrar con niños que no mastican, tienen arcadas o vómitos cuando intentan deglutir, no se llevan la comida a la boca, rechazan trozos, almacenan comida en la boca, hacen “bola” con alimentos sólidos.
  • Aversión sensorial: son niños con un rechazo marcado a la introducción de cambios, su alimentación se basa en una dieta muy monótona, pueden tomar sólo biberón o lácteos, o bien sólo alimento con determinadas texturas. Presentan un rechazo selectivo por sabor, textura, olor, color y solo comen bien sus alimentos favoritos. En este caso es necesario motivar al niño a que explore la comida con las manos, iniciar la introducción progresiva de nuevos alimentos, se harán cambios de sabores dentro de la textura ya conocida. Utilizar un “alimento comodín” para probar un alimento nuevo. Dar la oportunidad Dar la oportunidad al niño de elegir que quiere probar.
  • Disfagia pediátrica: Este es el trastorno más grave de todos,es la dificultad para tragar o deglutir los alimentos, los líquidos e incluso la saliva. Puede conllevar alteraciones en la seguridad y en la eficacia, capacidad de nutrirse e hidratarse adecuadamente. Existen trastornos deglutorios que afectan a la fase oral (p.ej paladar fisurado), otros a la fase faríngea (p.ej enfermedad neuromuscular), otros a la fase esofágica y otros a combinaciones de las mismas (p.ej parálisis cerebral infantil). Determinar la fase de la deglución afectada y proponer el mejor tratamiento es la misión de las Unidades de Disfagia.

Los niños atendidos presentan una incapacidad para poder deglutir alimentos sólidos y/o líquidos que puede afectar en diferentes grados, llegando incluso a la incapacidad total de alimentación por vía oral. Las consecuencias de estos trastornos deglutorios son diversas y pueden llegar a dañar gravemente la salud del niño:

  • Desnutrición, por la incapacidad de poder ingerir la cantidad del alimento adecuado a la edad. Son niños que debido a su patrón motor necesitan un mayor aporte calórico de lo que necesita un niño de su edad.
  • Deshidratación, por la incapacidad de ingerir los líquidos adecuadamente.
  • Problemas respiratorios de repetición o enfermedades pulmonares crónicas, debido a aspiraciones por atragantamiento con la comida o los líquidos, pudiendo llegar a la muerte por asfixia. Estas consecuencias no se presentan unilateralmente sino que van en conjunto y repercute una sobre otra incidiendo muy gravemente en la salud del niño y su recuperación.

Una intervención temprana en los trastornos de alimentación en los primeros años de vida es fundamental de cara a la prevención de posibles alteraciones en el desarrollo neurológico y  emocional del niño y en la construcción de un vínculo afectivo estable entre los padres y los hijos. Ya que la alimentación es una de las principales fuentes de intercambio emocional en los primeros años y será uno de los pilares en los que el niño establezca la capacidad de cuidar de sí mismo.